Dimos con Edgardo Cozarinsky en los pasillos del Pasaje Dardo Rocha; más precisamente lo interceptamos en la salida del ascensor. El director pisó suelo platense con motivo de una charla que venía dar para cerrar una retrospectiva que realizaron de su cine los muchachos del Freakshow en el 2do. Festifreak, en noviembre del año pasado. Era una excelente orpotunidad para hacerle una entrevista y no la desaprovechamos. En menos de dos minutos él tenía en sus manos los ejemplares de nuestra revista y nosotros su e-mail para programar la entrevista.
Cozarinsky, que además de cineasta es escritor, se radicó en París en el año 1974, y desde allí realizó gran parte de su filmografía, hablada en francés. Alguien se atrevió a catalogar a su cine como “documental-ensayo”; al margen de esta categoría, sus filmes han logrado forjar una identidad propia en la que es caracterítico los entrecruzamientos entre el registro documental y el ficcional. Vemos, por ejemplo, en Fantasmas de Tánger, la historia de un escritor que llega desde París a esa ciudad marroquí en busca de los rastros de los escritores (como William S. Burroughs) que se dirigían allí en otra época como si se tratase de La Meca del libertinaje. O en Scarlatti en Sevilla, donde Cozarinsky se sirve de un músico alemán fascinado por Scarlatti, para dejar traslucir su propia pasión por la música. En la destacada obra de cinefília Citizen Langlois, pasa revista a la vida y obra de Henri Langlois, creador de la Cinemateca Francesa, sin la cual tal vez no hubiese existido la nouvelle vague. O directamente en Boulevares del Crepúsculo Cozarinsky mismo recorre los lugares de su cinefilía adolescente en Buenos Aires, luego de alguos años de autoexilio. En todos los casos Cozarinsky registra, a veces con auténeteica pasión de archivista, a veces registrando bellas imágenes del presente, sus pasiones o intereses personales, ofreciendo el particular punto de vista de un argentino que indaga sobre los hitos de la vieja cultura europea. Sus films son mucho más que documentales; lo menos que se puede decir es que son experiencias estéticas altamente recomendables, disponibles en video en la serie Cine Ojo.
Aquel jueves que nos cruzamos con Cozarinsky nuestra intención era hacerle un reportaje para nuestra columna en radio Universidad. No se pudo; a él lo esperaba un puñado de personas dentro de la sala del cine Select. Nos conformamos con esta entrevista vía e-mail, con unas preguntas que él respondió desde su casa de París, hace algunas semanas.
Algunas Obras:
Películas
Boulevares del Crepúsculo
Van Gogh y su doble
Citizen Langlois
La barraca
Scarlatti en Sevilla
Fantasmas de Tánger
Tango Teseo
Ronda nocturna
Libros:
El pase del testigo
La novia de Odessa
EL rufián moldavo
Museo del chisme
Tres fronteras
Palacios plebeyos
-----
Hola amigos:
Disculpen la tardanza en contestar. En este momento se me han acumulado cosas que pensaba se iban a repartir mejor en un período más largo. Pero no me quejo, sólo explico.
Las preguntas de ustedes son halagüeñas porque derivan de una visión atenta de mis trabajos. No sé si puedo contestar a todo lo que levantan. A ver si estas respuestas pueden servir para la revista.
Abrazo,
Edgardo
----
1) En tus películas, exceptuando Ronda nocturna, pareciera siempre estar presente la pregunta por el lugar que ocupa la mirada del documentalista en la investigación. A lo largo de tus obras hacés permanentes juegos de entrar y salir como personaje Cozarinsky del aparente documental. Pensamos en Fantasmas de Tanger, donde usás un actor francés que actúa del investigador que sos detrás de cámaras. O en BoulevardS del crepúsculo donde directamente aparecen imágenes tuyas, transitando las populosas calles de la ciudad de Buenos Aires que querías volver a caminar después de tantos años. Otra estrategia fue la de Scarlatti en Sevilla donde para transmitir tu propia fascinación por la música de un italiano que compuso en la época barroca española registrás la fascinación del pianista alemán contemporáneo que te la transmitió a vos, y ni aparecés. Nos llama la atención cómo van fluctuando las estrategias estéticas en que aparecés o te mantenés oculto como personaje Cozarinsky en tus filmes. ¿Sos conciente de un tránsito experimental en este sentido? Si es así ¿de qué manera lo ibas elaborando en tu cabeza?
No sé, francamente, si hay estrategia de mi parte. Muchos trabajos míos fueron encargos de los que me apropié y orienté hacia donde yo quería. Por ejemplo, Scarlatti en Sevilla pertenece a una serie del Institut National de l'Audiovisuel donde los intérpretes comentaban la música que ejecutaban. Entre varias opciones propuestas elegí Scarlatti por Christian Zacharias con una condición: filmar en Sevilla, donde vivió Scarlatti varios años, años que marcaron con una influencia andaluza su música. (Esta idea del ordenador de la obra de Scarlatti, el clavecinista Ralph Kirkpatrick, la compartía Zacharias.) Una vez allí quise incorporar aspectos de la ciudad de hoy a esa música de hace tres siglos. Por suerte la editora de la serie y el músico estuvieron de acuerdo y no tuve conflicto alguno. En resumen: como me interesa la Andalucía de antes de 1492 hubo interacción entre el tema y mis preferencias, pero traté de que todo pasara por lo sensible, luces, colores, sonidos directos de la calle y el mercado, y no sólo por un análisis de la música. En BoulevareS del crepúsculo era necesario que "diera la cara". ¿Por qué interesarse en esos dos destinos de actores, opuestos históricamente a pocos años de distancia, sino porque yo, argentino, que iba a ser cinéfilo en mi juventud, ignoré en mi infancia que había estado cerca de quienes diez, quince años más tarde, iba a conocer a través de los programas de cinemateca? Es mi implicación, marginal, ignorada, en el destino de esos dos actores lo que me interesaba. Pero claro que no se trataba de gente cualquiera. Sus destinos me forzaban a interrogarme sobre ese paso del crepúsculo de la Argentina conservadora al primer peronismo, que fue tangencialmente el crepúsculo de los refugiados de la posguerra europea...
2) Vemos también que sos como el escritor argentino de los 60 s enamorado de la mítica Europa y que tus películas en algún sentido son el registro de ese viejo romance. En BoulevardS del crepúsculo si bien retratás tu primera vuelta a la Argentina después de años, te encargás de relatar los avatares de curiosos personajes europeos que huyendo de la guerra terminaron rehaciendo sus vidas acá. Al mismo tiempo mostrás un enorme anhelo por volver a la Argentina. De hecho ahora vivís y filmás acá. En cierta oportunidad dijiste algo así como que con Ronda nocturna te interesaba mostrar el murmullo de una noche en Buenos Aires. ¿De alguna manera estarías recuperando intereses estéticos más propios de tu lugar de origen? ¿Sentís que con Ronda nocturna opera una vuelta a lo autóctono?
No creo que Ronda nocturna sea una vuelta a lo autóctono. Es más bien un arrojarme al futuro sin red. No es mi primer film de ficción "impura", ya Les Apprentis-sorciers, Guerreros y cautivas y Crepúsculo rojo lo eran en distinto grado... Pero en estos films el pasado pesaba mucho sobre el presente de los personajes. En Ronda realmente quise internarme en un mundo que me fascinaba explorar... pero donde también los fantasmas de un pasado (reciente, en este caso, y no histórico sino sentimental) vuelven para amenazar al protagonista. Lo de arrojarme al futuro es personal, casi privado. Cada tantos años doy un viraje fuerte en mi vida y traté de que mi vuelta a la Argentina (en 2006, sumando las semanas, pasé menos de tres meses en Europa) fuera la de romper con lo que los demás, no yo, ven como un carácter intelectual, cultural, de mi trabajo.
3) Vemos en tu cine una manera de estructurar los relatos. Nos hacés pensar en Proust, que va encadenando recuerdos y pensamientos sobre la misma marcha de su escritura, como cuando vos vas desprendiendo entrevistas o tomas de películas viejas movido por inquietudes que despierta la indagación. ¿Podría hablarse de la presencia de una teoría de la narración en tu cine? ¿Cómo la describirías?
No puedo pensar en términos de teoría. Me apasiona a veces leer textos teóricos, cuando no están escritos en jerga académica, por lo que iluminan de procesos que en mi trabajo se dan en forma intuitiva, primero, y luego desarrollo en un sentido más de "cortar y pegar" para estudiar los efectos logrados que con una idea previa de la meta por alcanzar.
4) Se catalogó a tu cine como de "documental-ensayo". ¿Haberte pasado con Ronda nocturna a la ficción fue de alguna manera intentar escapar a las clasificaciones de la crítica?
Lo de documental no me va ni me viene. Prefiero "ensayo" a secas. En todo caso, nunca pensé que la "realidad" estaba allí, esperando que la "documentasen". Creo que mi gusto va más para cuestionar las apariencias que para registrarlas. En cuanto a Ronda nocturna - repito - no es un "paso" a la ficción, que ya exploré varias veces antes. Es más bien un gesto de desafío, que, dicho sea de paso, mucho periodismo local quiso hacerme pagar caro. Pero tengo piel de elefante para la boludez ajena.
5) ¿Qué pensás del momento que vive hoy el cine argentino?
No opino. No he visto tanto como para hacerlo. Y hay tal diversidad en las propuestas de lenguaje que me parece imposible decir generalidades.
6) ¿Estás embarcado en el proyecto de alguna nueva película? ¿Podrías anticiparnos algo?
Después de abordar el teatro en 2005 me dediqué en 2006 a escribir: terminé una novela - Maniobras nocturnas - que aparecerá en junio de 2007 y hace unos meses salió Palacios plebeyos, el librito sobre la historia y la leyenda de los cines desaparecidos para la colección In Situ. Proyectos de cine tengo, desde luego, pero como soy supersticioso no hablo de ellos.
Cozarinsky, que además de cineasta es escritor, se radicó en París en el año 1974, y desde allí realizó gran parte de su filmografía, hablada en francés. Alguien se atrevió a catalogar a su cine como “documental-ensayo”; al margen de esta categoría, sus filmes han logrado forjar una identidad propia en la que es caracterítico los entrecruzamientos entre el registro documental y el ficcional. Vemos, por ejemplo, en Fantasmas de Tánger, la historia de un escritor que llega desde París a esa ciudad marroquí en busca de los rastros de los escritores (como William S. Burroughs) que se dirigían allí en otra época como si se tratase de La Meca del libertinaje. O en Scarlatti en Sevilla, donde Cozarinsky se sirve de un músico alemán fascinado por Scarlatti, para dejar traslucir su propia pasión por la música. En la destacada obra de cinefília Citizen Langlois, pasa revista a la vida y obra de Henri Langlois, creador de la Cinemateca Francesa, sin la cual tal vez no hubiese existido la nouvelle vague. O directamente en Boulevares del Crepúsculo Cozarinsky mismo recorre los lugares de su cinefilía adolescente en Buenos Aires, luego de alguos años de autoexilio. En todos los casos Cozarinsky registra, a veces con auténeteica pasión de archivista, a veces registrando bellas imágenes del presente, sus pasiones o intereses personales, ofreciendo el particular punto de vista de un argentino que indaga sobre los hitos de la vieja cultura europea. Sus films son mucho más que documentales; lo menos que se puede decir es que son experiencias estéticas altamente recomendables, disponibles en video en la serie Cine Ojo.
Aquel jueves que nos cruzamos con Cozarinsky nuestra intención era hacerle un reportaje para nuestra columna en radio Universidad. No se pudo; a él lo esperaba un puñado de personas dentro de la sala del cine Select. Nos conformamos con esta entrevista vía e-mail, con unas preguntas que él respondió desde su casa de París, hace algunas semanas.
Algunas Obras:
Películas
Boulevares del Crepúsculo
Van Gogh y su doble
Citizen Langlois
La barraca
Scarlatti en Sevilla
Fantasmas de Tánger
Tango Teseo
Ronda nocturna
Libros:
El pase del testigo
La novia de Odessa
EL rufián moldavo
Museo del chisme
Tres fronteras
Palacios plebeyos
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Hola amigos:
Disculpen la tardanza en contestar. En este momento se me han acumulado cosas que pensaba se iban a repartir mejor en un período más largo. Pero no me quejo, sólo explico.
Las preguntas de ustedes son halagüeñas porque derivan de una visión atenta de mis trabajos. No sé si puedo contestar a todo lo que levantan. A ver si estas respuestas pueden servir para la revista.
Abrazo,
Edgardo
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1) En tus películas, exceptuando Ronda nocturna, pareciera siempre estar presente la pregunta por el lugar que ocupa la mirada del documentalista en la investigación. A lo largo de tus obras hacés permanentes juegos de entrar y salir como personaje Cozarinsky del aparente documental. Pensamos en Fantasmas de Tanger, donde usás un actor francés que actúa del investigador que sos detrás de cámaras. O en BoulevardS del crepúsculo donde directamente aparecen imágenes tuyas, transitando las populosas calles de la ciudad de Buenos Aires que querías volver a caminar después de tantos años. Otra estrategia fue la de Scarlatti en Sevilla donde para transmitir tu propia fascinación por la música de un italiano que compuso en la época barroca española registrás la fascinación del pianista alemán contemporáneo que te la transmitió a vos, y ni aparecés. Nos llama la atención cómo van fluctuando las estrategias estéticas en que aparecés o te mantenés oculto como personaje Cozarinsky en tus filmes. ¿Sos conciente de un tránsito experimental en este sentido? Si es así ¿de qué manera lo ibas elaborando en tu cabeza?
No sé, francamente, si hay estrategia de mi parte. Muchos trabajos míos fueron encargos de los que me apropié y orienté hacia donde yo quería. Por ejemplo, Scarlatti en Sevilla pertenece a una serie del Institut National de l'Audiovisuel donde los intérpretes comentaban la música que ejecutaban. Entre varias opciones propuestas elegí Scarlatti por Christian Zacharias con una condición: filmar en Sevilla, donde vivió Scarlatti varios años, años que marcaron con una influencia andaluza su música. (Esta idea del ordenador de la obra de Scarlatti, el clavecinista Ralph Kirkpatrick, la compartía Zacharias.) Una vez allí quise incorporar aspectos de la ciudad de hoy a esa música de hace tres siglos. Por suerte la editora de la serie y el músico estuvieron de acuerdo y no tuve conflicto alguno. En resumen: como me interesa la Andalucía de antes de 1492 hubo interacción entre el tema y mis preferencias, pero traté de que todo pasara por lo sensible, luces, colores, sonidos directos de la calle y el mercado, y no sólo por un análisis de la música. En BoulevareS del crepúsculo era necesario que "diera la cara". ¿Por qué interesarse en esos dos destinos de actores, opuestos históricamente a pocos años de distancia, sino porque yo, argentino, que iba a ser cinéfilo en mi juventud, ignoré en mi infancia que había estado cerca de quienes diez, quince años más tarde, iba a conocer a través de los programas de cinemateca? Es mi implicación, marginal, ignorada, en el destino de esos dos actores lo que me interesaba. Pero claro que no se trataba de gente cualquiera. Sus destinos me forzaban a interrogarme sobre ese paso del crepúsculo de la Argentina conservadora al primer peronismo, que fue tangencialmente el crepúsculo de los refugiados de la posguerra europea...
2) Vemos también que sos como el escritor argentino de los 60 s enamorado de la mítica Europa y que tus películas en algún sentido son el registro de ese viejo romance. En BoulevardS del crepúsculo si bien retratás tu primera vuelta a la Argentina después de años, te encargás de relatar los avatares de curiosos personajes europeos que huyendo de la guerra terminaron rehaciendo sus vidas acá. Al mismo tiempo mostrás un enorme anhelo por volver a la Argentina. De hecho ahora vivís y filmás acá. En cierta oportunidad dijiste algo así como que con Ronda nocturna te interesaba mostrar el murmullo de una noche en Buenos Aires. ¿De alguna manera estarías recuperando intereses estéticos más propios de tu lugar de origen? ¿Sentís que con Ronda nocturna opera una vuelta a lo autóctono?
No creo que Ronda nocturna sea una vuelta a lo autóctono. Es más bien un arrojarme al futuro sin red. No es mi primer film de ficción "impura", ya Les Apprentis-sorciers, Guerreros y cautivas y Crepúsculo rojo lo eran en distinto grado... Pero en estos films el pasado pesaba mucho sobre el presente de los personajes. En Ronda realmente quise internarme en un mundo que me fascinaba explorar... pero donde también los fantasmas de un pasado (reciente, en este caso, y no histórico sino sentimental) vuelven para amenazar al protagonista. Lo de arrojarme al futuro es personal, casi privado. Cada tantos años doy un viraje fuerte en mi vida y traté de que mi vuelta a la Argentina (en 2006, sumando las semanas, pasé menos de tres meses en Europa) fuera la de romper con lo que los demás, no yo, ven como un carácter intelectual, cultural, de mi trabajo.
3) Vemos en tu cine una manera de estructurar los relatos. Nos hacés pensar en Proust, que va encadenando recuerdos y pensamientos sobre la misma marcha de su escritura, como cuando vos vas desprendiendo entrevistas o tomas de películas viejas movido por inquietudes que despierta la indagación. ¿Podría hablarse de la presencia de una teoría de la narración en tu cine? ¿Cómo la describirías?
No puedo pensar en términos de teoría. Me apasiona a veces leer textos teóricos, cuando no están escritos en jerga académica, por lo que iluminan de procesos que en mi trabajo se dan en forma intuitiva, primero, y luego desarrollo en un sentido más de "cortar y pegar" para estudiar los efectos logrados que con una idea previa de la meta por alcanzar.
4) Se catalogó a tu cine como de "documental-ensayo". ¿Haberte pasado con Ronda nocturna a la ficción fue de alguna manera intentar escapar a las clasificaciones de la crítica?
Lo de documental no me va ni me viene. Prefiero "ensayo" a secas. En todo caso, nunca pensé que la "realidad" estaba allí, esperando que la "documentasen". Creo que mi gusto va más para cuestionar las apariencias que para registrarlas. En cuanto a Ronda nocturna - repito - no es un "paso" a la ficción, que ya exploré varias veces antes. Es más bien un gesto de desafío, que, dicho sea de paso, mucho periodismo local quiso hacerme pagar caro. Pero tengo piel de elefante para la boludez ajena.
5) ¿Qué pensás del momento que vive hoy el cine argentino?
No opino. No he visto tanto como para hacerlo. Y hay tal diversidad en las propuestas de lenguaje que me parece imposible decir generalidades.
6) ¿Estás embarcado en el proyecto de alguna nueva película? ¿Podrías anticiparnos algo?
Después de abordar el teatro en 2005 me dediqué en 2006 a escribir: terminé una novela - Maniobras nocturnas - que aparecerá en junio de 2007 y hace unos meses salió Palacios plebeyos, el librito sobre la historia y la leyenda de los cines desaparecidos para la colección In Situ. Proyectos de cine tengo, desde luego, pero como soy supersticioso no hablo de ellos.
1 comentario:
Hola, me pareció una entrevista muy interesante que abarca varios aspectos de Cozarinsky. Me encantaría poder contactarlo para un proyecto de gráfica de la Universidad de La Matanza. Si me pueden ayudar con su mail u otro medio de contacto se los agradecería.
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