Entrevista a Tomás Abraham

(televisión, cine y filosofía)


Dar con Abraham no es una tarea fácil. Hay que estar preparados, entre otras cosas, para la cuestión de los humores. En esta breve entrevista podrán ver que la filosofía se encuentra catalizada por sus humores. El personaje filosófico que hablaba de televisión en El amante reaparece en este curioso intercambio vía e-mail, hecho de preguntas demasiado serias y respuestas particularmente breves pero contundentes. Nuestras preguntas resultaron ser lo que él alguna vez denominó, hablando de Hegel, filosofía de la larga duración. Y como todos sabemos los tiempos cibernéticos suelen ser tiranos. Digamos que entre nuestras preguntas y sus respuestas iba a haber una incompatibilidad existencial desde el vamos (sustituto del viejo y vetusto a priori). Entonces, por un lado el ejercicio libre de los estilos, que aunque parecen contrapuestos, creemos que se tocan (esto es lo segundo.) Porque, en el fondo, el esfuerzo en esta revista también es darle aceleración al pensamiento. Muchas veces el cine fue precisamente la excusa para vitalizar la recluida retórica del rey-filósofo.


¿Pensás que puede establecerse alguna relación entre cine y televisión? ¿Por qué?

Me parece una relación abstracta. Como si me preguntaran la relación entre un periódico y un libro, o entre mi suegra y la contadora, o entre Messi y Julián Weich, o entre Kirchner y Tristán... Bueno allí, quizás, quién sabe, es posible decir algo: tienen el mismo peinado. La tele incluye al cine, el cine está incorporando cada vez más a la tele. Cuánto tiempo habrá un sitio público y anónimo con butacas y boleterías para lo que se puede ver en un home theater, o en el cine del play room del consorcio. No sé. Lo que sí sé es que el cine en nuestro país es un deporte de masas. Lo único que pasan es kingui kongui, alguna de Almodóvar –que bien podría verse en la tele- alguna de Chabrol, que bien podría no verse, alguna de Allen, que sí justifica pagar una entradita, y las argentinas, que se disfrutan mucho con la pizza y la birra en casa.
La tele por su lado son 80 canales a zapear. Es la calesita del momento. Una pelota por aquí cuando juega chivas contra los tigres, una carrera de autos en Cinecanal, una mordida de puma en el pescuezo de un bambi, una #&%! en el canal Venus y los gritos de los muchachos de Tinelli y el otro de cqc. Y Grondona con sus filibusteros ya amortizados.


¿En qué medida crees que hablar de televisión es cumplir el rol del filósofo?¿Por qué?

El rol del filósofo, que frase horrible, cumplir con el rol. ¿Pero qué somos?, ¿ payasos? Un filósofo debate ideas. Deleuze dice que crea conceptos. Por mi parte soy más modesto, debate ideas, en la tele, en los libros, diarios, radio, en la cama, en La Plata. Hablar de la tele es hablar de lo que se habla, hablar al cuadrado. Como la tele es para mí un amigo cuadrado, es entonces hablar al cuadrado del cuadrado. ¿Está claro?


¿Qué relación podés establecer entre la imagen como concepto y la filosofía?¿Creés en una posible redefinición de la filosofía a partir del surgimiento de la imagen como concepto?

No sé qué es la imagen como concepto. Los filósofos desde que son tales, desde Platón, hablan de la imagen. Es decir de las apariencias. Para mí lo nuevo no es la imagen sino los medios masivos de comunicación, entre la tele y la web. La pantalla mata a la hoja, la actualidad se come a la historia, y el tiempo raja más que nuestra mente. Mirar para atrás es una tarea inevitable, pero con una mano en el manubrio del zonda.


¿Crees como se suele decir hoy que vivimos inmersos en una cultura de la imagen?

Hoy vivimos inmersos en un embrutecimiento de la imagen, que no es lo mismo. La web ofrece cosas extraordinarias, y veo a tipos de edad avanzada con joy sticks matando musulmanes, o haciéndole un penal a vannisteroy.


¿Qué programas ves últimamente?¿porqué?

Estoy en crisis; quiero decir que veo Sos mi vida.

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