Las idas y vueltas de la televisión argentina

Por Cecilia Goin


El próximo mes de octubre se cumplirá un nuevo aniversario de la primera transmisión de televisión que se llevó a cabo en nuestro país. La fecha elegida fue el 17 de octubre de 1951, día en que se conmemoraba un nuevo aniversario del día de la lealtad peronista. La transmisión del acto celebrado en Plaza de Mayo inauguraba así el Canal 7 propiedad del Estado.

Los 50: esa nueva y misteriosa caja de entretenimientos. Para que las cámaras registren uno de los más recordados actos políticos del peronismo, Jaime Yankelevich, pionero de la televisión nacional, viaja expresamente a Estados Unidos a finales de 1950 a comprar el equipamiento técnico que es traído a Buenos Aires en un largo viaje en barco: una antena transmisora, equipos de estudio, dos grandes equipos móviles, seis cámaras Standard Electric y 450 televisores Capehart.
La primera década de la televisión argentina es más que nada, un ring de pruebas. A esto se suma que es muy poca la gente que posee televisores en sus hogares. La mayoría de los aparatos se encuentran en bares y negocios y la gente se agolpa frente a las vidrieras para poder ver.
La llamada Revolución Libertadora que destituye al gobierno peronista en 1955 trae cambios en el manejo del Canal 7 de propiedad estatal (el único canal hasta el momento), y comienza la discusión sobre qué modelo de televisión se debe adoptar: el europeo con participación del Estado y sostenimiento vía impuesto anual o el americano, más competitivo y sostenido por la publicidad. Este último sería finalmente el elegido. Es así como se conforma un modelo televisivo caracterizado por la iniciativa privada y la explotación comercial.

Los revolucionarios 60. La década del 60 marca el desarrollo y la consolidación de la televisión en la Argentina. En efecto, en esta década comienza la competencia y se inauguran nuevos canales, todos ellos de capital privado: el 9 de junio de 1960 fue el turno de canal 9, el 1 de octubre de 1960 el de Canal 13 y el 21 de julio de 1961 el Canal 11. Para poner en funcionamiento los canales la suma a invertir es demasiado elevada por lo que se hace imprescindible contar con capitales extranjeros. Estos se encuentran en las cadenas norteamericanas NBC, CBS y ABC respectivamente. Había que ser osado para aportar dinero en un negocio absolutamente nuevo y en el que la única referencia existente, el Canal 7, se mantiene en base a partidas públicas. Las tres grandes cadenas norteamericanas desarrollaban por aquel entonces una política de expansión continental.

Con la competencia llegarán las mediaciones de audiencias, las preocupaciones por el rating, la publicidad y se afianzarán los diferentes géneros. Aparecen también nuevos canales en el interior del país, cuya programación está constituida fundamentalmente de enlatados provenientes de la Capital Federal.

En 1966 se inaugura el Canal 2 en la ciudad de La Plata. A mediados de esta misma década, las cadenas norteamericanas comienzan a desprenderse de sus acciones en los canales por cuestiones de rentabilidad por lo que hacen su aparición en escena actores locales: Goar Mestre en Canal 13, Alejandro Romay en Canal 9 y Héctor Ricardo García en Canal 11.

Los 70: los años negros de la dictadura. Cuando Héctor J. Cámpora asume la presidencia en 1973, los canales de televisión pasan a manos del Estado, dejando fuera a la iniciativa privada. La medida permanecerá no solamente durante el gobierno de Juan Domingo Perón y María Estela Martínez de Perón, sino también durante la Dictadura militar desde 1976. El terrorismo de Estado impuesto por el golpe militar necesita de una política de desinformación permanente, de censura y manipulación mediática.

La estrategia autoritaria es la de homogeneizar el discurso ideológico de los medios masivos silenciando cualquier posibilidad de disidencia a través del bloqueo de la información. Se allanan diversas empresas periodísticas y directores, redactores y periodistas de distintos medios son detenidos y encarcelados. Más de un centenar de periodistas y trabajadores de prensa desaparecen, decenas de ellos son asesinados y centenares son obligados al exilio. Se prohíbe la circulación de determinadas revistas y periódicos, se expulsa a corresponsales de agencias extranjeras de prensa y radio; se queman numerosos libros y revistas. En los canales, la presencia de interventores militares forma parte de la vida cotidiana. Es una época en que sistemáticamente se viola el derecho a la información y la libre expresión, entre otros tantos derechos. Años durísimos en los que la censura y las listas negras dejan son moneda corriente en los medios.

Los 80: la vuelta a la democracia. El comienzo de esta década marca los inicios de la TV por cable. Esto permite ver las transmisiones sin interferencias, y también que los programas no tengan tantos cortes publicitarios. Toda una novedad para la época.

Por otra parte, la guerra de Malvinas muestra la peor cara de la manipulación mediática: la desinformación es la regla, los noticieros ocultan informaciones sobre el desarrollo de la contienda. Todo el sistema represivo que imponen los militares a los medios de comunicación empieza a cambiar luego del fracaso de Malvinas. La dictadura pierde con rapidez el poder que había acumulado. Todos comienzan su apresurada reconversión democrática y los medios no se quedan afuera. Se pone en marcha un urgente llamado a licitación de los canales y las radios que pretenden entregar. Así comienza una ola de privatizaciones, algunas de ellas luego convalidadas por el gobierno democrático y otras que van a ser declaradas nulas. Alejandro Romay recupera, justicia mediante, la posesión de Canal 9 –rebautizado Libertad-, mientras Héctor Ricardo García se hace cargo de Canal 2. Los canales 11 y 13 quedarán en manos del Estado.

Aires de democracia se instalan en el país a partir de 1983. Y con el nuevo gobierno, nuevas autoridades y pautas para el manejo de los canales. Si bien la vuelta de la democracia marca el regreso de los exiliados y la apertura y libertad de expresión de los medios, el gobierno radical no logra cumplir con las tres principales promesas de su plataforma electoral en materia de radiodifusión: derogación inmediata de la Ley de Radiodifusión (decreto-ley sancionado por el gobierno militar y que aún hoy tiene vigencia); formación de una comisión bicameral especializada en radio y televisión y creación de un ente público no estatal que conduzca independientemente alguno de los canales de TV.

La falta de una política de comunicación clara y consistente no hace más que preparar el terreno para lo que sucederá en esta área más adelante. En 1989 se asiste a un punto de quiebre en la historia de la televisión argentina. El flamante gobierno de Carlos Saúl Menem impulsa la privatización de los canales 11 y 13. Se deroga también la ley que le prohibía a los medios gráficos ser dueños de medios audiovisuales.

Los 90: la consolidación de los multimedios. En la década de los 90 se producen profundos cambios en el mapa de los medios de comunicación. Entre los principales cabe destacar: la conformación de dos grupos multimedios a partir de las adjudicaciones de los canales 11 y 13 de Capital Federal: el grupo Telefé (que al Canal 11 se suma Radio Continental en 1992, y luego entró al negocio del cable), y la consolidación del grupo Clarín (que suma Canal 13 y a Radio Mitre, más el desarrollo de Multicanal en el cable y otras ramificaciones del grupo); el cruzamiento de intereses entre las empresas gráficas y el audiovisual gracias a la eliminación de las trabas legales; el crecimiento de la cantidad de canales de televisión por cable.

En 1991 se crea América TV, con las inversiones de Eduardo Eurnekián. Para 1994 comienza también el proceso de trasnacionalización de las comunicaciones con la llegada de inversiones extranjeras. Los multimedios se desarrollan aún más. Hacia 1997 se producen una serie de movimientos y fusiones en los canales. Romay vende Canal 9. Lo compran una empresa australiana (Prime) y Torneos y Competencias que estaba constituido por inversiones de la familia Ávila y también del grupo CEI.

La intervención menemista se caracteriza por la ausencia de debate político y público, además de la desnacionalización y concentración económica en los medios de comunicación.

La TV hoy por hoy. El mundo comienza a prepararse para la transmisión digital. Esta es una revolución tecnológica del sistema de televisión, diferente a la TV por cable o a la satelital. La transmisión digital permite eliminar las interferencias y los ruidos y mejora la recepción de la señal tanto en imagen como en sonido. Esto es lo que se conoce como “alta definición”. Además la TV digital introduce la interactividad: permite obtener información personalizada sobre la programación, hacer compras a través de la pantalla, navegar por Internet, consultar el correo electrónico. Y en esta revolución televisiva del futuro la tecnología tiene, como siempre, la última palabra.

No hay comentarios: