El camino surrealista
por Diana Broggi
El cine es algo más dentro de una inmensidad de formas por medio de las cuales es posible enfrentarse ante esa diversidad de modos de ejemplificar algo común. Los sueños son algo común, todos soñamos y tenemos o no recuerdo de ello. Escribo esta nota con la intención de explorar un poco el camino surrealista siguiendo los pasos de David Lynch, un director que ha adoptado una estética surreal en muchos de sus films.
Lynch encara Mulholland Dr. (El camino de los sueños) desde un costado al que no estamos demasiado acostumbrados a ver. ¿Una historia o dos historias con los mismos personajes?
No existe una narración lineal, es lo primero que podemos ver. La película puede pensarse como dos partes de una historia que se quiebra de manera surrealista dejando al espectador suspendido en una inmensidad de hipótesis acerca de lo que pasó.
Recorrer el camino de los sueños puede implicar muchas cosas, todos tenemos o hemos tenido contacto con este otro tipo de realidad.
Ahora bien, Dianne se duerme, está soñando: una limousine avanza por la calle Mulholland, dos hombres armados adelante, una mujer morocha atrás (Laura Harring), uno de los hombres apunta con su arma amenazando a la elegante mujer, en ese momento se produce un impacto con otro auto, los hombres mueren, y ella escapa confundida. Deambulando por la ciudad encuentra un departamento y se duerme.
Por otro lado tenemos a Betty (Naomi Watts), la rubia que quiere ser una estrella de Hollywood y acaba de llegar a Los Ángeles, donde vive su tía quien le ha prestado un departamento para vivir.
Así se nos presentan entonces las dos protagonistas, dos mujeres que van a encontrarse en el mismo lugar. La rubia y la morocha, la inocencia y el misterio, aparecen encarnados en estas dos fems mientras la primera quiere ayudar a la segunda que no recuerda nada.
En su cartera hay una llave azul y muchos dólares, ella recuerda que iba a Mulholland Drive y un nombre: Dianne Selwyn. Entretanto viven juntas. Betty se presenta a castings para cumplir su sueño de ser actriz, practica ensayando libretos en voz alta, y mientras investigan la identidad de Rita ambas se enamoran.
A los 20 minutos de la película Lynch nos propone una escena en la que dos hombres se encuentran sentados en la mesa de un bar "Winkies" y uno de ellos le cuenta al otro un sueño. Relata que en el sueño él está justamente en aquel bar y al salir por la puerta y caminar unos metros se encuentra con una especie de bestia horrible que está al otro lado de la pared. El otro hombre (¿psicólogo?) lo invita entonces a comprobar que ahora, en la realidad no hay nada del otro lado de la pared. Entonces salen del bar y caminan hasta el lugar, cuando se acercan aparece efectivamente aquella bestia horripilante, el hombre que la soñó al verla se desmaya (¿muere?) en los brazos del otro.
Pienso que tal vez este sea un primer indicio para empezar a pensar que en Mulholland Dr. hay efectivamente dos partes, una se trata de un sueño bastante largo y la otra de la vigilia de éste.
Esta escena que recién mencionaba puede hacer de primera referencia a la idea de que todo lo que sucede en esta primer parte se trata de un sueño. Ahora bien, no es fácil desentrañar el hilo conductor de la historia que suponemos, así como no es sencillo desentrañar la verdad o el significado de un sueño. Podemos interpretar, recoger percepciones individuales llegando a un acuerdo, pero la idea final siempre será otra, subjetiva, distinta. Aun así no es vano aportar al “universo interpretativo”algunas especulaciones y formas de mirar o simplemente un camino para la búsqueda de otros significados.
Tomar la teoría de los sueños de Sigmund Freud puede ser una perspectiva o si se quiere un ojo desde el cual mirar e intentar entender algunas cosas. Para el psicoanálisis los sueños son portadores de verdad, una verdad que proviene del sistema inconciente y está cifrada bajo las leyes que funcionan en éste. Los sueños serían por ende manifestaciones del inconsciente. Lo que llamamos inconsciente refiere a ideas, representaciones, afectos que fueron expulsados (reprimidos) de la conciencia por resultar insoportables para ésta.
En las secuencias de sueño hay elementos que se ponen en juego como la sexualidad, lo infantil y la muerte (que provienen de lo inconciente) así como también encontramos en el material del sueño la referencia a la historia de la persona que sueña y la vigilia de ésta (el día anterior al sueño).
Este material del que hablábamos resulta totalmente mezclado en el sueño gracias a las leyes que actúan en el sistema inconciente y que son la condensación y el desplazamiento. El efecto de ambas hace que los sueños nos resulten en general algo confuso y disparatado. Otras manifestaciones del sistema inconciente, o productos de este son también los actos fallidos en donde también podemos ver la acción de la condensación y el desplazamiento.
Si continuamos con todo lo que se desarrolla a lo largo de la película hasta el momento en el que ambas mujeres concurren al extraño “Club del silencio”, podemos encontrar cierta continuidad onírica en lo que hace al contenido de las escenas. Es decir que Lynch nos lleva de la mano a lo largo de un sueño y podemos darnos cuenta de esto por las características surreales, por ejemplo, de este Club.
También las escenas eróticas entre ambas mujeres ilustran de una manera muy peculiar la realización de un deseo, el deseo de quien sueña: Dianne. Ahora bien, ¿que más nos dice el sueño de esta muchacha? La idea de ser una famosa actriz de hollywood, que protagonice la película dirigida por Adam K, parece ser otra de las representaciones que circulan en este sueño, de hecho aquí vemos otra realización del deseo de Dianne. Es interesante ver como contrasta este elemento (ser estrella de Hollywood) en lo que llamo la segunda parte de la película o la vigilia del sueño, donde la actriz estrella no es Betty (Naomi Watts) si no Camila (Laura Harring).
También la proliferación de ciertos personajes fantasmagóricos como el vaquero, los abuelos chiquititos, la bestia que esta detrás de la pared, y otros varios, completan a mi entender esta suerte de estética onírica y ominosa que Lynch se empeña en realizar.
Para ordenar un poco me remonto a la escena en la que las chicas concurren al extraño “Club del silencio” donde “no hay banda”, donde “lo que ven no es real” sino toda una ilusión. En este temeroso lugar encuentran una caja que se abre con la llave que antes tenía Rita en su cartera. Aquí, salimos del sueño.
Lo que sigue en la película nos muestra a los mismos actores: Naomi Watts, Laura Harring, Justin Theroux con personajes y situaciones diferentes, contrastadas. Lynch nos devuelve ahora a Laura Harring (morocha) como la mujer seductora que se perfila a ser estrella de Hollywood dejando a su amante femenina (Naomi Watts) por el apuesto y emprendedor director de cine: Adam Kesher, otra vez, el protagonista masculino de este film que tanto en el sueño como en la vigilia es director de cine, su personaje no cambia demasiado.
Naomi Watts es Dianne que sueña y crea toda esta otra realidad que Lynch nos muestra con violencia en la primera parte. Los deseos de Dianne aparecen cumplidos de alguna forma en el transcurso del sueño, esto de ser estrella y estar con la sensual Rita o Camila, siendo además la actriz que Adam quiere para su película… Pero la realidad es otra, mucho mas triste y cruel para Dianne, que se encuentra frustrada por el amor de una mujer que no la tiene demasiado en cuenta. Por otro lado tenemos en esta segunda parte no sólo la vigilia del sueño sino también el recuerdo de Dianne, que hace al material del sueño que vemos cuando empieza la película. Ella recuerda momentos eróticos y de amor junto a Camila, recuerda como Adam y Camila se conocieron y el anuncio del casamiento de ambos en esa extraña cena a la que ella concurrió en limousine por la calle Mulholland.
Marchando por el camino surrealista vamos a encontrarnos con David Lynch en varias oportunidades. Mas allá de Mulholland Dr. y la posible explicación (recuerdo las 10 pistas o claves que Lynch fue obligado a exponer para que se entendiera este film), queda para mí como enigma interpretativo su ultimo film Inland Empire, donde vuelve a poner en juego estos elementos surreales que nos descolocan recreando una y otra vez realidades desconocidas, con personajes perturbados y perturbadores, creaciones del pensamiento y la imaginación, con escenas que van mas allá de una conexión posible.
Podría pensar que Lynch lo hizo de nuevo, pero en realidad todos lo hacemos aunque sin manifestarlo o hacer una película al respecto…
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