Por Jimena C. Trombetta
Noticias lejanas habla de Martín, un chico de 17 años que intenta superar la miseria que cree que atraviesa su familia. Es la pugna entre quienes conservan su lugar y sus costumbres; y quienes idealizan el progreso que nunca llega. Una visión encastrada en planos largos, montaje interno, ritmo tranquilo y varios flashback. Tiene suavidad en los colores y una fotografía atractiva. Pero, si bien fue premiada en varios festivales e incluso como mejor película en Mar del Plata, desde este punto de vista, no logra una identidad con el espectador. No estamos subestimando al espectador, simplemente se da una visión sobre los hechos. La recepción, muy a pesar de lo sostenido por ciertos periódicos, no fue buena. El espectador -tanto el espectador crítico como el de la última fila- sale de la sala como entró. Y el inconveniente no se provoca a causa de lo formal de la película -de hecho su elección estética la vuelve atractiva- ni tampoco reside el problema en el contenido, ya que no se está esperando una historia de cowboy, pero la combinación de la suavidad del relato con la sencillez de la historia resulta excesiva durante dos horas. Además, durante estas dos horas, los flashback dificultan la presentación de los personajes; quizás esta interpretación de la película sea considerada una opinión cómoda, pero para qué dificultar la comprensión del espectador con cuestiones formales que ni siquiera son el fin estético de la película, que sólo pretende contar una historia.
Noticias lejanas habla de Martín, un chico de 17 años que intenta superar la miseria que cree que atraviesa su familia. Es la pugna entre quienes conservan su lugar y sus costumbres; y quienes idealizan el progreso que nunca llega. Una visión encastrada en planos largos, montaje interno, ritmo tranquilo y varios flashback. Tiene suavidad en los colores y una fotografía atractiva. Pero, si bien fue premiada en varios festivales e incluso como mejor película en Mar del Plata, desde este punto de vista, no logra una identidad con el espectador. No estamos subestimando al espectador, simplemente se da una visión sobre los hechos. La recepción, muy a pesar de lo sostenido por ciertos periódicos, no fue buena. El espectador -tanto el espectador crítico como el de la última fila- sale de la sala como entró. Y el inconveniente no se provoca a causa de lo formal de la película -de hecho su elección estética la vuelve atractiva- ni tampoco reside el problema en el contenido, ya que no se está esperando una historia de cowboy, pero la combinación de la suavidad del relato con la sencillez de la historia resulta excesiva durante dos horas. Además, durante estas dos horas, los flashback dificultan la presentación de los personajes; quizás esta interpretación de la película sea considerada una opinión cómoda, pero para qué dificultar la comprensión del espectador con cuestiones formales que ni siquiera son el fin estético de la película, que sólo pretende contar una historia.
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